jueves, 16 de julio de 2009

El León, Rey de América

























ESTUDIANTES CAMPEÓN
COPA LIBERTADORES 2009
Gracias. Muchas gracias. A los jugadores, a esos once leones que se plantaron en Belo Horizonte y dejaron la vida por la camiseta. A los que no estuvieron, por lesión o porque estuvieron en el banco. A los que confiaron, pese a los pesimistas. A ellos, los que festejaron por anticipado, eso sumó y mucho. A los dirigentes, por la coherencia y la ambición al llevar a cabo un proyecto. Al entrenador, por trabajar y motivar puertas adentro y con perfil bajo en los medios, como debe ser. A los que iniciaron la historia, resumidos en la presencia de Bilardo en el Mineirao. Una vez más, gracias.

Pasados los agradecimientos hay que empezar. Estudiantes es campeón de América, otra vez. Es la cuarta copa Libertadores, un sueño que desveló al Pincha y que se logra después de 39 años. Es la sexta conquista a nivel internacional, porque hay que sumarle una Intercontinental y una copa Interamericana. Estudiantes acaba de engrosar su rico prestigio.

¿Por dónde empezar? ¿Cómo encontrar las palabras justas para describir semejante conquista? ¿Cómo escribir la frase exacta para demostrar el significado de lo que acaba de ocurrir? No es una tarea fácil y más si tenemos en cuenta que el hecho “está fresco”, y escribir en caliente es complicado.

Estudiantes fue al Mineirao con el convencimiento de que podía llegar a hacer realidad su sueño. “Que el hombre sepa que el hombre puede”, emblemática frase de la travesía “Atlantis” que quedó para la historia. Y sirve para explicar lo sucedido en esta final. Internamente, Estudiantes tenía juramentado que iba a traer la copa, sin importar que sea jugando como visitante ante 70 mil torcedores ni hacer caso a no haber podido ganar como local. Cruzeiro estaba confiado. Estudiantes con confianza.

Y así jugaron. Los brasileños, que ya habían impreso y repartido afiches del “tricampeao”, se encontraron con un panorama poco feliz. Enfrente estaba un Estudiantes que se paró firme en la mitad de la cancha y jamás retrocedió hacia el arco de Andujar. Un equipo que jugó “con la mente fría y el corazón caliente”, como pedía Alejandro Sabella en la previa.
En todo momento Estudiantes jugó con tranquilidad, como en casi toda la copa. Como ocurrió en el Centenario de Montevideo, donde ganó los partidos de Semifinales y de Cuartos de final. El Pincha fue inteligente, tuvo buen juego, supo meter y también jugar. Se tomó el tiempo para pensar e hizo que las dimensiones del campo de juego queden en el olvido.

Estudiantes se sintió más cómodo que Cruzeiro en el Mineirao. Y eso gracias a un trabajo impecable de todos sus jugadores, ya que ninguno desentonó. Y no es un dato menor que el Pincha haya incomodado al local. Cruzeiro nunca pudo elaborar el juego que desarrolló en las fases previas. Sus hombres de ataque jamás pudieron quedar bien posicionados ante Mariano Andujar, que no tuvo mucho trabajo. El escenario estaba dado para que Estudiantes logre esa hazaña que tanto añoraba. Y para sorpresa de los brasileños, el equipo argentino empezó a hacer merecimientos para empezar a ganar la final.

Las emociones llegaron en la segunda parte. Con el escenario ya mencionado, Cruzeiro debió recurrir al remate de media distancia, como para graficar la situación. Y fue así como logró abrir el marcador: Enrique remató desde lejos y la pelota, luego de desviarse en Desábato, se mete en el palo derecho del arquero Pincha. Era 1-0 y locura brasileña que, más que nunca, se sentían tricampeones. Quedaba en Estudiantes no entrar en desesperación.

La inteligencia, el coraje y la hombría de un equipo que además de eso sabe jugar muy bien al fútbol, todo eso salió de adentro de los “once leones” de Alejandro Sabella. Y así llegó el empate. Verón abre a la derecha para Cellay, que en posición de ataque lanza el centro para que La Gata Fernández toque al gol. Empate y la esperanza de pie, más que nunca. Ahora la misión era dar vuelta el partido. Torcer la historia, como lo hicieron las viejas glorias en otros tiempos.

En este momento fue donde salió el fuego sagrado de Estudiantes. Como si el partido recién empezara, como si se jugara en La Plata ante su gente, y como si el campo de juego fuera el patio de su casa, Estudiantes arrinconó a un Cruzeiro que estaba al borde de caer en el desconcierto. Así Estudiantes llegó a tener un tiro de esquina a favor. Y de esa pelota detenida, mediante un centro perfecto de Verón, Boselli se elevó para inmortalizar un cabezazo que se gritaba en Belo Horizonte pero que retumbaba en todo el continente. Estudiantes se ponía 2-1 arriba, las pulsaciones subían minuto a minuto. La copa Libertadores estaba a la vuelta de la esquina.

Estudiantes aguantó sin mayores sobresaltos. Pese a las molestias, a las lesiones y al cansancio que empezaba a aparecer producto de un despliegue gigante. Con el hambre de un equipo ganador por donde se lo mire, el León estaba consumando un trabajo excelente. Tal como se lo imaginaba puertas adentro. Ellos no sabían que hacer con la pelota, jugaban con un clima que, ahora sí, era hostil. Los 70 mil torcedores empezaban a darse cuenta que el “tricampeao” era el más simple de los bicampeones, y que la alegría, esta vez, no era brasileña. Estudiantes contaba los segundos en la cancha. Sabella caminaba sabiendo del significado de lo que estaba ocurriendo. En un palco, Bilardo hablaba sólo comentando lo que ocurría, con un visible nerviosismo. Los 4.500 hinchas que estaban detrás del banco de suplentes empezaban a levantar el tan ansiado grito. Faltaba sólo que Chandía decidiera ponerle punto final a su carrera (dirigió muy bien la Final) para que el rugido se vuelva inmortal.

Y así fue. El partido fue historia. Estudiantes gana la copa Libertadores por cuarta vez en su historia. Una historia que sabe de grandes conquistas, pero a la que en ese momento se le estaba agregando una nueva epopeya. El Mineirao se fue vaciando, los brasileños no podían creer que esa copa que estaban festejando se haya ido para Argentina. Pero ya estaba dicho. Estudiantes era el tetracampeón, el Pincha levantaba la bandera argentina bien alto en Belo Horizonte.

En el final, el disfrute. Esos jugadores corriendo todos en la misma dirección: el abrazo de campeones. Un puñado de hombres que supo llegar a la gloria, festejaba, gritaba, lloraba y miraba al cielo como agradeciendo ser partícipe de tamaño logro. Hubo tiempo para acordarse de los que estaban afuera, de los que estaban en La Plata y de los que alentaban desde el arriba. Locura infinita y nostalgia de volver a ser. Un sentimiento que es muy difícil de explicar. Basta ver para entender.

Allá la locura: los privilegiados 4.500 hinchas agitando lo que tenían a mano, entendiendo que eran testigos de una hazaña como las viejas. Los jugadores que no pararon de festejar, como se merecen. Las medallas, los premios individuales y el momento esperado por casi cuatro décadas: el capitán Juan Sebastián Verón con la copa en alto, en medio de papelitos que hacían a una escena irrepetible. Y era la foto que todos imaginan, el plantel y su festejo tocando la copa. Y también locura acá; miles y miles de simpatizantes que en todo el país levantaban el grito contenido de volver a ser reyes de América, con un epicentro claro: La Plata. Donde la gente salía disparada a las calles, por un impulso natural. Bastaba tener una bandera, camiseta o lo que sea. El único requisito era que sea rojo y blanco. La capital bonaerense se inundó, en pocos minutos, de una multitud impactante.

Los jugadores con las medallas y la copa desde el campo de juego hasta el hotel, pasando por el más feliz de los vestuarios, cantando, saltando y festejando sin tomar dimensión de lo que estaba pasando. Los hinchas en Belo Horizonte, con un festejo único e irrepetible del que no se olvidarán hasta el último día de sus vidas, siguiendo paso a paso al plantel campeón, desde el estadio hasta el hotel, repitiendo una caravana que fue de victoria en el atardecer y que fue de gloria en el regreso, entrada la madrugada. Los simpatizantes en La Plata, que se juntaban como hormigas en cada esquina para encontrarse en la emblemática intersección de 7 y 50. Festejando lo que había pasado y preguntando por los festejos del día siguiente, porque entendían que el derrotero recién estaba empezando.
Y la noche fue larga, muy larga. Pocos pudieron dormir, acá, allá y más allá. Donde quiera que se encuentre un corazón albirrojo, latía bien fuerte sin conocer distancias ni edades. Todos unidos en un mismo festejo. Los mayores que fueron testigos de las copas anteriores y los jóvenes que vivían eso que tantas veces escucharon o leyeron. Era la hora señalada, poco a poco se iba tomando conciencia de que Estudiantes era, otra vez, campeón de América.

Verón pudo levantar la copa, y es un ejemplo único en el fútbol mundial. Se vino de Europa para satisfacer los afectos. Resignó millones para venir, salir campeón y levantar la copa, como su padre. Y estaba en lo cierto, lo de anoche no tiene precio. Los que se despidieron lo hicieron de la mejor manera posible, levantando el trofeo más deseado.

Y la historia volvió a ser presente. Los once leones no tuvieron nada que envidiarle a los equipos del Maestro Zubeldía. Estudiantes vuelve a estar en la cima de América y bien merecido lo tiene. Por carácter, inteligencia, hombría, coraje y fútbol, y dejando en claro que juegue quien juegue la esencia era la misma. Honor y respeto ante un gran campeón, que hizo eco de su historia con una final tan brillante como su campaña. Desde el repechaje a la final, desde Andujar a Boselli, desde Astrada hasta Sabella, desde el presidente hasta el canchero, y desde Canadá hasta Usuahía, Estudiantes es campeón de América. Difícil de explicar, vale mirar y aplaudir.
1968 * 1969 * 1970 * 2009

7 comentarios:

Martín Sachella dijo...

Felicitaciones, por haber ganado la copa = elegido dirigentes como la gente.

Jugada Preparada dijo...

Fue muy bueno, magnifico lo que hizo el Pincha en la Copa. Todos hicieron lo que debian, desde dirigentes, pasando por cuerpos tecnicos, jugadores y llegando a hinchas. Para que el pais los aplauda.

Danchovski

Pincharratas Embrujad@s dijo...

Recién bajando un poco el nivel de locura y festejo!!!
Nacho impecable el trabajo de la página, las fotos y notas de opinión.
Gracias por pasar siempre por nuestro sitio.
La libertadores nuevamente en casa es un sueño de la familia Pincha hecho realidad. Muchos años de trabajo y la entrega incondicional de nuestro máximo referente en pos de reposicionar la institución a nivel internacional.
El enorme esfuerzo hecho por nuestra gente para seguir al equipo
sin descanso cuando al Pincha le tocó disputar el doble de partidos que la mayoría de los equipos argentinos.
El solos contra todos!!! tuvo su recompensa una vez mas.
Como decíamos: Si pudimos en Inglaterra en aquel contexto de titulares que recibian a los héroes de aquella epopeya como "ANIMALS", como no vamos a poder en el Brasil??? por mas condiciones adversas.
Nunca lo van a entender?? Nunca se debe dar por muerto a un León herido porque el instinto felino lo vuelve feroz.
Salud Pincharratas!!!
Levantemos la copas, por lo que están y los que se fueron, por el presente y esa historia que une como un gran hilo conductor una actitud, un estilo de vida.

Salud tetracampeón de América!!!
Porque nosotr@s somos gente rara que desde chiqutos creemos en BRUJAS!!!

NoTe dijo...

EN sí felicitaciones, se nota que verdaderamente amás al club y estos momentos son para disfrutar y contarlos a generaciones próximas. Saludo grande de Doble 5 y a seguir festejando.

La Voz Deportiva dijo...

Felicitaciones Estudiantes! Te espero en mi blog, hemos puesto una noticia acerca de la consagración del pincharrata.
Un abrazo

Pincharratas Embrujad@s dijo...

video:

" Coronados de Gloria vivaaaaamos!!!"

visitá:
www.d11ospincharrata.blogspot.com

El Comandante dijo...

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Nacho, muy lindo el blog, te felicito



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