jueves, 30 de julio de 2009

Volver a rodar, con nuevos desafíos

El plantel campeón de América volvió a los entrenamientos en el Country de City Bell, para ir afinando detalles de cara al comienzo del próximo Apertura. Muy buen clima, como era de esperar, en el reencuentro después de un final de semestre a toda orquesta. En el primer día de prácticas estuvieron presentes tres de las caras nuevas del plantel: el arquero paraguayo Roberto Fernández, el delantero Leandro González y Jerónimo Morales Neumann. Para este jueves se espera la presencia de Marcelo Carrusca, para que todos se vayan sumando. El puntapié a otra ilusión ya está dado.

EL REGRESO EN IMAGENES

SE COMPLICA LA LLEGADA DE ALVAREZ

El regreso del defensor Pablo Alvarez no es tan simple como parecía. Pese al acuerdo total entre ambas partes, como lo anticipamos en Paladar Pincha, no son fáciles las tratativas entre el jugador y el Catania de Italia, dueño del pase. En las próximas horas habría una definición en esta posible transferencia, que pese al acuerdo de palabra, no es tan sencilla se preveía.

martes, 28 de julio de 2009

Volver para triunfar

MARCELO CARRUSCA >> "Estoy contento e ilusionado en ganar todo lo que juguemos"
Marcelo Carrusca cumple el deseo que tuvo prácticamente desde el momento en que se fue de Estudiantes. Regresa al club tras más de tres años jugando en el exterior. En su aparición en primera, de la mano de Bilardo y compañía, demostró enorme talento y fue partícipe del equipo que empezó a construir este momento, desde la llegada del Narigón, cuando el equipo estaba en una situación olvidable y con muchos juveniles -hoy consagrados- se consiguió la impensada levantada.

"El Chelo" llega a préstamo por un año y con opción de compra del 100% del pase, que pertenece al Galatasaray de Turquía, club compró al jugador cuando estaba en el Pincha. Después de una temporada en el Cruz Azul mexicano, Carrusca viene para una gran temporada en Estudiantes, donde será parte del Mundial de Clubes. Bien merecido lo tiene. ¡Bienvenido otra vez, Chelo!

domingo, 26 de julio de 2009

Van llegando las caras nuevas del campeón

Estudiantes se movió rápido en el mercado de pases con vistas al semestre final del 2009. Después de desprenderse de dos titulares como Andújar y Gastón Fernández, los refuerzos del campeón de América no se hacen esperar. Jerónimo Morales Neumann fue el primer jugador que se confirmó. Una sorpresa ya que nadie mencionó la posibilidad de que el juvenil ex River pasara de Instituto de Córdoba al Pincha en un abrir y cerrar de ojos, luego de una negociación secreta.

El segundo en sumarse fue Pablo Alvarez. De esta manera, el jugador regresa al Pincha después de más de dos años. El defensor viene de jugar en Rosario Central y Catania de Italia, donde emigró del Pincha después de salir campeón en el Apertura 2006. Sin dudas que es un gran refuerzo para el club, ya que el jugador está acostumbrado a lo que es Estudiantes. Se manifestó con ganas de volver a Estudiantes por los grandes momentos que vivió en su primer paso por el club. Arregló su incorporación de palabra y falta sólo la firma.

El tercer refuerzo para el plantel de Alejandro Sabella es el arquero paraguayo Roberto Fernandez, que llega desde Cerro Porteño. Competirá por el arco con Damián Albil, que se queda en el club para intentar apropiarse de la titularidad, luego de estar varios años detrás de Mariano Andújar. El flamante arquero ya puso la firma.

Otro que firmó es el media punta Leandro González, proveniente de Racing. Al pasar por la sede del club se mostro feliz y dijo estar orgulloso de sumarse a Estudiantes.

Se esperan más contrataciones y según se anunció, el club está a punto de sumar una incorporación que va a sonar fuerte en el mercado, lo más probable es que sea un delantero argentino que está jugando en el exterior. El Pincha se mueve bien en el mercado de pases, y todos quieren venir al campeón

jueves, 16 de julio de 2009

El León, Rey de América

























ESTUDIANTES CAMPEÓN
COPA LIBERTADORES 2009
Gracias. Muchas gracias. A los jugadores, a esos once leones que se plantaron en Belo Horizonte y dejaron la vida por la camiseta. A los que no estuvieron, por lesión o porque estuvieron en el banco. A los que confiaron, pese a los pesimistas. A ellos, los que festejaron por anticipado, eso sumó y mucho. A los dirigentes, por la coherencia y la ambición al llevar a cabo un proyecto. Al entrenador, por trabajar y motivar puertas adentro y con perfil bajo en los medios, como debe ser. A los que iniciaron la historia, resumidos en la presencia de Bilardo en el Mineirao. Una vez más, gracias.

Pasados los agradecimientos hay que empezar. Estudiantes es campeón de América, otra vez. Es la cuarta copa Libertadores, un sueño que desveló al Pincha y que se logra después de 39 años. Es la sexta conquista a nivel internacional, porque hay que sumarle una Intercontinental y una copa Interamericana. Estudiantes acaba de engrosar su rico prestigio.

¿Por dónde empezar? ¿Cómo encontrar las palabras justas para describir semejante conquista? ¿Cómo escribir la frase exacta para demostrar el significado de lo que acaba de ocurrir? No es una tarea fácil y más si tenemos en cuenta que el hecho “está fresco”, y escribir en caliente es complicado.

Estudiantes fue al Mineirao con el convencimiento de que podía llegar a hacer realidad su sueño. “Que el hombre sepa que el hombre puede”, emblemática frase de la travesía “Atlantis” que quedó para la historia. Y sirve para explicar lo sucedido en esta final. Internamente, Estudiantes tenía juramentado que iba a traer la copa, sin importar que sea jugando como visitante ante 70 mil torcedores ni hacer caso a no haber podido ganar como local. Cruzeiro estaba confiado. Estudiantes con confianza.

Y así jugaron. Los brasileños, que ya habían impreso y repartido afiches del “tricampeao”, se encontraron con un panorama poco feliz. Enfrente estaba un Estudiantes que se paró firme en la mitad de la cancha y jamás retrocedió hacia el arco de Andujar. Un equipo que jugó “con la mente fría y el corazón caliente”, como pedía Alejandro Sabella en la previa.
En todo momento Estudiantes jugó con tranquilidad, como en casi toda la copa. Como ocurrió en el Centenario de Montevideo, donde ganó los partidos de Semifinales y de Cuartos de final. El Pincha fue inteligente, tuvo buen juego, supo meter y también jugar. Se tomó el tiempo para pensar e hizo que las dimensiones del campo de juego queden en el olvido.

Estudiantes se sintió más cómodo que Cruzeiro en el Mineirao. Y eso gracias a un trabajo impecable de todos sus jugadores, ya que ninguno desentonó. Y no es un dato menor que el Pincha haya incomodado al local. Cruzeiro nunca pudo elaborar el juego que desarrolló en las fases previas. Sus hombres de ataque jamás pudieron quedar bien posicionados ante Mariano Andujar, que no tuvo mucho trabajo. El escenario estaba dado para que Estudiantes logre esa hazaña que tanto añoraba. Y para sorpresa de los brasileños, el equipo argentino empezó a hacer merecimientos para empezar a ganar la final.

Las emociones llegaron en la segunda parte. Con el escenario ya mencionado, Cruzeiro debió recurrir al remate de media distancia, como para graficar la situación. Y fue así como logró abrir el marcador: Enrique remató desde lejos y la pelota, luego de desviarse en Desábato, se mete en el palo derecho del arquero Pincha. Era 1-0 y locura brasileña que, más que nunca, se sentían tricampeones. Quedaba en Estudiantes no entrar en desesperación.

La inteligencia, el coraje y la hombría de un equipo que además de eso sabe jugar muy bien al fútbol, todo eso salió de adentro de los “once leones” de Alejandro Sabella. Y así llegó el empate. Verón abre a la derecha para Cellay, que en posición de ataque lanza el centro para que La Gata Fernández toque al gol. Empate y la esperanza de pie, más que nunca. Ahora la misión era dar vuelta el partido. Torcer la historia, como lo hicieron las viejas glorias en otros tiempos.

En este momento fue donde salió el fuego sagrado de Estudiantes. Como si el partido recién empezara, como si se jugara en La Plata ante su gente, y como si el campo de juego fuera el patio de su casa, Estudiantes arrinconó a un Cruzeiro que estaba al borde de caer en el desconcierto. Así Estudiantes llegó a tener un tiro de esquina a favor. Y de esa pelota detenida, mediante un centro perfecto de Verón, Boselli se elevó para inmortalizar un cabezazo que se gritaba en Belo Horizonte pero que retumbaba en todo el continente. Estudiantes se ponía 2-1 arriba, las pulsaciones subían minuto a minuto. La copa Libertadores estaba a la vuelta de la esquina.

Estudiantes aguantó sin mayores sobresaltos. Pese a las molestias, a las lesiones y al cansancio que empezaba a aparecer producto de un despliegue gigante. Con el hambre de un equipo ganador por donde se lo mire, el León estaba consumando un trabajo excelente. Tal como se lo imaginaba puertas adentro. Ellos no sabían que hacer con la pelota, jugaban con un clima que, ahora sí, era hostil. Los 70 mil torcedores empezaban a darse cuenta que el “tricampeao” era el más simple de los bicampeones, y que la alegría, esta vez, no era brasileña. Estudiantes contaba los segundos en la cancha. Sabella caminaba sabiendo del significado de lo que estaba ocurriendo. En un palco, Bilardo hablaba sólo comentando lo que ocurría, con un visible nerviosismo. Los 4.500 hinchas que estaban detrás del banco de suplentes empezaban a levantar el tan ansiado grito. Faltaba sólo que Chandía decidiera ponerle punto final a su carrera (dirigió muy bien la Final) para que el rugido se vuelva inmortal.

Y así fue. El partido fue historia. Estudiantes gana la copa Libertadores por cuarta vez en su historia. Una historia que sabe de grandes conquistas, pero a la que en ese momento se le estaba agregando una nueva epopeya. El Mineirao se fue vaciando, los brasileños no podían creer que esa copa que estaban festejando se haya ido para Argentina. Pero ya estaba dicho. Estudiantes era el tetracampeón, el Pincha levantaba la bandera argentina bien alto en Belo Horizonte.

En el final, el disfrute. Esos jugadores corriendo todos en la misma dirección: el abrazo de campeones. Un puñado de hombres que supo llegar a la gloria, festejaba, gritaba, lloraba y miraba al cielo como agradeciendo ser partícipe de tamaño logro. Hubo tiempo para acordarse de los que estaban afuera, de los que estaban en La Plata y de los que alentaban desde el arriba. Locura infinita y nostalgia de volver a ser. Un sentimiento que es muy difícil de explicar. Basta ver para entender.

Allá la locura: los privilegiados 4.500 hinchas agitando lo que tenían a mano, entendiendo que eran testigos de una hazaña como las viejas. Los jugadores que no pararon de festejar, como se merecen. Las medallas, los premios individuales y el momento esperado por casi cuatro décadas: el capitán Juan Sebastián Verón con la copa en alto, en medio de papelitos que hacían a una escena irrepetible. Y era la foto que todos imaginan, el plantel y su festejo tocando la copa. Y también locura acá; miles y miles de simpatizantes que en todo el país levantaban el grito contenido de volver a ser reyes de América, con un epicentro claro: La Plata. Donde la gente salía disparada a las calles, por un impulso natural. Bastaba tener una bandera, camiseta o lo que sea. El único requisito era que sea rojo y blanco. La capital bonaerense se inundó, en pocos minutos, de una multitud impactante.

Los jugadores con las medallas y la copa desde el campo de juego hasta el hotel, pasando por el más feliz de los vestuarios, cantando, saltando y festejando sin tomar dimensión de lo que estaba pasando. Los hinchas en Belo Horizonte, con un festejo único e irrepetible del que no se olvidarán hasta el último día de sus vidas, siguiendo paso a paso al plantel campeón, desde el estadio hasta el hotel, repitiendo una caravana que fue de victoria en el atardecer y que fue de gloria en el regreso, entrada la madrugada. Los simpatizantes en La Plata, que se juntaban como hormigas en cada esquina para encontrarse en la emblemática intersección de 7 y 50. Festejando lo que había pasado y preguntando por los festejos del día siguiente, porque entendían que el derrotero recién estaba empezando.
Y la noche fue larga, muy larga. Pocos pudieron dormir, acá, allá y más allá. Donde quiera que se encuentre un corazón albirrojo, latía bien fuerte sin conocer distancias ni edades. Todos unidos en un mismo festejo. Los mayores que fueron testigos de las copas anteriores y los jóvenes que vivían eso que tantas veces escucharon o leyeron. Era la hora señalada, poco a poco se iba tomando conciencia de que Estudiantes era, otra vez, campeón de América.

Verón pudo levantar la copa, y es un ejemplo único en el fútbol mundial. Se vino de Europa para satisfacer los afectos. Resignó millones para venir, salir campeón y levantar la copa, como su padre. Y estaba en lo cierto, lo de anoche no tiene precio. Los que se despidieron lo hicieron de la mejor manera posible, levantando el trofeo más deseado.

Y la historia volvió a ser presente. Los once leones no tuvieron nada que envidiarle a los equipos del Maestro Zubeldía. Estudiantes vuelve a estar en la cima de América y bien merecido lo tiene. Por carácter, inteligencia, hombría, coraje y fútbol, y dejando en claro que juegue quien juegue la esencia era la misma. Honor y respeto ante un gran campeón, que hizo eco de su historia con una final tan brillante como su campaña. Desde el repechaje a la final, desde Andujar a Boselli, desde Astrada hasta Sabella, desde el presidente hasta el canchero, y desde Canadá hasta Usuahía, Estudiantes es campeón de América. Difícil de explicar, vale mirar y aplaudir.
1968 * 1969 * 1970 * 2009

La ruta del campeón


LOS HÉROES Y LA COPA EN UN REGRESO TRIUNFAL E INOLVIDABLE. TODA LA GLORIA EN UNA CARAVANA INTERMINABLE. DE EZEIZA A LA PLATA, EN MÁS DE 7 HORAS.


Los hinchas aguardaban desde la mañana el avión. Ese que venía de Brasil con los leones y la Libertadores. Ese que se anunciaba para pasadas las 14 horas de un jueves histórico. La escena se iba gestando minuto a minuto. Autos y simpatizantes vestidos de rojo y blanco llegaban de manera incesante. Todos con el mismo objetivo: recibir a los campeones. Mientras tanto, en distintos puntos del camino, la gente también se ubicaba a un costado de la autopista, como en la Richieri, en la 25 de Mayo y en la Buenos Aires - La Plata. La misión era ver a los campeones. Los que fueron a Ezeiza, con el objetivo de ser partícipes de esa caravana de la victoria. Algunos de los que esperaban al borde de las mencionadas arterias, era para el simple hecho de ver pasar a ese plantel, el mejor de América.

Pasadas las 15;30, luego de aterrizar y hacer los protocolares trámites en Migraciones, los jugadores, algunos dirigentes y el cuerpo técnico partieron desde el Aeropuerto internacional en un micro descapotable, para dar inicio a la caravana de la gloria. Los héroes iniciaban el camino a La Plata. Escoltados por una gran marea albirroja subieron a la Richieri e iniciaron el camino. Con gorros, agitando banderas, cantando, saltando y exhibiendo la copa, el trofeo, como diciendo "acá está, la traemos a la Argentina". El congestionamiento de tránsito era un dolor de cabeza para los que trabajan y no eran partes del festejo, pero qué importaba a esa altura. Y ni hablar de la entrada a La Plata.


Ya en su ciudad, los campeones seguían sumando hinchas metro a metro, y desde el ingreso a La Plata hasta el centro el micro avanzaba verdaderamente a paso de hombre. El tránsito era un colapso total, el embotellamiento abarcaba muchas cuadras a la redonda, ya que esa caravana de 8 km. entró a La Plata para dirigirse al centro, más precisamente a Plaza Moreno, donde otra multitud esperaba desde hace varias horas que el plantel Pincha llegue al palacio Municipal, donde serían condecorados con premios y plaquetas, para luego salir al balcón. Una escena que se imaginaba como histórica, no tardaría mucho en ocurrir.

Casi 8 horas después de haber subido a la Autopista, en Ezeiza, el micro llegó al Municipio. Los campeones entraron, ante la locura de la gente, adentro y afuera. En el interior de la Municipalidad, los campeones fueron premiados por el Intendente platense en una ceremonia por demás de rápida. Porque el deseo de todos era uno: asomarse al balcón con la copa, para que las más de 70 mil personas que había en la Plaza explotaran en un aplauso y un grito de "dale campeón". Afuera, la multitud esperaba y a modo de anuncio que el momento cumbre se aproximaba, una cantidad enorme de pirotecnia hizo que la noche se iluminara, por un par de minutos. Los fuegos de articicio qe partían de la parte trasera del Municipio le daban un marco más espectacular a una escena de por sí impactante.

Y el momento llegó: en medio del caos, entre periodistas, cámaras, funcionarios y compañeros del plantel, Verón asoma a lo más alto del balcón, ante una plaza que explotó de manera automática. Los flashes y las cámaras de TV no se podían perder una postal memorable como la que se estaba dando. Como en los momentos más históricos de plaza de Mayo, como Perón o Alfonsín, el líder consagrado, Juan Sebastián Verón se dirigía a sus fieles, mostrando la copa Libertadores y tratando de hablar con la poca voz que le quedaba. La gente deliraba, era una noche mágica e inolvidable, cuando estaban por cumplirse 24 horas de puro festejo. Sabella fue el otro que dirigió la palabra, eufórico como pocas veces: "la ciudad está en orden", parafraseó a Raúl Ricardo Alfonsín. Y la gente se levantó en un rugido, otra vez. En ese momento empezaron canticos contra Gimnasia y la referencia a la Promoción, entre otras cosas. Pero sólo por un instante, ya que el delirio seguía por la obtención de la cuarta copa Libertadores. El último orador fue el Presidente, Rubén Filipas, que dejó otra gran frase, con un claro destinatario: "la mística nos pertenece", dijo el presi.

Fue un día después de la gesta del Mineirao. Fue otro día inolvidable. Otra jornada que quedará marcada en cada uno de los pincharratas. Los que fueron parte de ese festejo pocas veces visto en la Argentina y los que lo siguieron en vivo por TV. Los medios se rindieron a los pies de Estudiantes, salvo alguna obvia y repetida excepción. Nadie pudo negar que el campeón es el mejor, y que Estudiantes también ganó la copa a la hora de festejar. Fue un día inolvidable, como el anterior. Estudiantes y su mística lograron una victoria para la historia. La página dorada del 2009 ya está escrita. Y la gente estuvo a la altura de los hechos. Desde Ezeiza a La Plata, Desde el aeropuerto al Municipio, desde la autopista a las diagonales, una caravana de gloria que será tan inolvidable como el triunfo ante Cruzeiro. Salud campeones, los de adentro de la cancha, y los de afuera también.

miércoles, 15 de julio de 2009

¡A levantar la copa!

FINAL DE LA LIBERTADORES: HORA CERO

Se acabaron las palabras. Estudiantes se encuentra a 90 minutos de repetir los momentos de los '60 y '70. En Belo Horizonte, le debe ganar a Cruzeiro para festejar la obtención de su cuarta Libertadores. Los brasileños se creen favoritos. Estudiantes sabe que puede y conoce de hazañas. Es a las 21:50, y dirige Carlos Chandía.


La conoció por primera vez en 1968. Se puede decir que fue amor a primera vista, porque desde ese momento hasta la fecha, Estudiantes y la copa Libertadores han sido uno para el otro, ya sea juntos o con la ilusión de volver a ser ese equipo que la supo tener a sus pies. Fue en el mencionado año cuando se inició la etapa más dorada del Pincha. Bicampeonato en el 1969 y primer tricampeón y rey de copas en 1970. En 1971, donde se ubica la final de esta época gloriosa, Nacional fue quien festejó en la Final. Desde ahí y para la eternidad, Estudiantes tuvo un objetivo claro y precisamente era ese campeonato, el torneo más importante de América.

Pasaron muchos años desde aquellos momentos gloriosos, y corrió mucha agua debajo del puente. Momentos memorables y algún que otro recuerdo para olvidar, seguramente. Pero siempre, dígase o no, Estudiantes tenía la ilusión de volver a ser. Ser ese que tenía la receta para conquistar América, con esfuerzo, garra, ingenio, talento y todos los condimentos que se necesitan para ser un campeón con todas las letras.

Y el Estudiantes de Alejandro Sabella, cuando pasaron 39 años de la última gran conquista, revive ese sentimiento copero. Que nunca se perdió, pero que era difícil de lograr llevar a la práctica. Aparecen en el recuerdo el equipo de Zubeldía, los goles de Juan Ramón Verón y las imágenes.

Estuvo cerca de entrar en el cuadro de Semifinales en la edición 2006, pero San Pablo cortó el sueño en los penales. En 2008 se quedó afuera en Octavos, ante la Liga de Quito, quien finalmente se consagró campeón. Y ahora, en este 2009 tiene la oportunidad de estar en la tan ansiada final.

No fue fácil el camino. Comenzó con el sol del verano, en un enfrentamiento con Sporting Cristal, a fines de enero. Fue partido de ida en Lima y vuelta en La Plata, para clasificarse con lo justo a la fase de grupos. Un cabezazo del misionero Lentini hizo posible el festejo Pincha y el pasaje de ronda.

En el Grupo 5 se encontró con Universitario de Sucre, Deportivo Quito y Cruzeiro. Sí, Cruzeiro. Sin saberlo ni presentirlo, Estudiantes compartía grupo con quien sería finalista en la definición de una copa que a esa altura estaba en pañales. Estudiantes y Crueiro se clasificaron, siendo los mejores de esa zona.

Después lo ya dicho una y otra vez. Vale reiterarlo: Octavos de Final frente a Libertad, con un lapidario 3-0 en el partido de ida jugado en La Plata, y un juego de vuelta muy tranquilo en Asunción, con un empate en cero. Cuartos de final ante Defensor Sporting, con victorias 1-0 tanto en La Plata como en Montevideo, y una marcha a ritmo arrollador. Mismo ritmo para la serie de Semifinales, donde se topó con Nacional de Montevideo, ganando tanto en La Plata (1-0) como en Uruguay (2-1).

La alegría es inmensa, porque Estudiantes alcanza la final de la Libertadores después de 38 años. Un objetivo tan deseado como esquivo en las últimas décadas del siglo XX. Pero que afortunadamente, tras un par de intentos como los del 2006 y 2008 se puede concretar. Y hay justificación para tamaña campaña. Estudiantes no llegó de casualidad a la Final de la copa Libertadores.

Y aquí estamos, en la Final de la copa Libertadores 2009. En el tan esperado final de la Final, para jugar con las palabras. Fue empate 0-0 en La Plata y cada uno puede hacer su análisis de ese resultado. Pero hay que tener en cuenta que se trata de una final, y eso no es un detalle.

Llegó el día. Es la hora señalada. Hay clima de final por donde se mire. La final se palpita, se siente y se vive. Ya no se cuentan los días y tampoco las horas. Los minutos pasan lentos, pero pasan. Y la final cada vez se acerca más. Cruzeiro o Estudiantes. Estudiantes o Cruzeiro. Hoy lo deciden, en 90 minutos.

La ilusión y la esperanza son difíciles de explicar en palabras. Esa ansiedad de los que peinan canas, por volver a ver a Estudiantes en la cima de América, levantando la copa como en viejas épocas. O ese nerviosismo de los más jóvenes, que tienen la oportunidad de vivir lo que leyeron o les contaron otros Pinchas que fueron testigos de momentos inolvidables. Todas las sensaciones y todas las emociones se verán a flor de piel hoy, en un día por demás especial.

A la hora de comenzar el partido serán 90 minutos los que separen a Estudiantes de otra conquista. Será en Brasil. Habrá 4.000 albirrojos contra 68.000 azules. Pero de la línea de cal para adentro, habrá once de cada lado y serán ellos los que van a dirimir el campeón. Hay que partir de que son dos grandes equipos, y que las finales son impredecibles. Pero hay que decir que si dejan todo, como han demostrado en ocasiones anteriores, todo es posible.

Tendrán que ser once leones, ahora más que nunca. Dejen la vida por los colores. Queremos ver al Pincha campeón de la Libertadores. Y la copa está ahí. Son ellos o somos nosotros. Hay que rugir bien fuerte, más fuerte que nunca. Hay que ser uno más uno. Entre todos hay que levantar la copa. La historia lo avala. Hay que hacer honor a una camiseta que conoce de gloria. Hay que escribir una página más en la historia dorada de Estudiantes y del fútbol argentino. La página está en blanco, hay que escribirla. Tenemos 90 minutos para hacerlo, alcanza y sobra.

ESTUDIANTES: Andújar; Cellay, Schiavi, Desábato y Ré; Pérez, Braña, Verón y Benítez; Fernández y Boselli.
ESTADIO: Mineirao.
ARBITRO: Carlos Chandía.







martes, 14 de julio de 2009

Reconoció la estancia

A poco más de 24 horas de la Final, el clima copero es cada vez más intenso. Belo Horizonte está expectante del gran choque de mañana. Los de Sabella reconocieron el campo de juego del Mineirao para ir adaptándose al terreno en el que mañana se disputará el juego entre Cruzeiro y Estudiantes. Las imágenes.